Hay discos y discos. Me explicaré: hay discos que son un conjunto de canciones, hay discos que son algo íntegro, y hay discos que son un conjunto de canciones que forman algo íntegro. Algo tan espectacular, que provoca en el oyente un efecto confuso, ya que no sabe si es el disco en sí, o cada canción la que hacen ese disco tan especial. Quizás se acercaria también al efecto de la droga: no sabes que es, pero sabes que quieres, que necesitas más. No entendies nada, pero sabes que lo necesitas, y punto. Y Led Zeppelin I, es el claro ejemplo de disco disco. De disco misterioso, confuso y que provoca adicción. En resumen, de obra de arte indescriptible. De disco que hasta ahora, después de años de escucha no me he atrevido a valorar porque me quedaba sin palabras. No creo que ahora tenga muchas más, pero algo más puedo hacer que desde la primera vez que oí ese animado Good Times Bad Times, o que me quedé hipnotizada con How Many More Times. Pero tampoco han cambiado tanto las cosas, ya que ese nudo en el estómago, esas lágrimas contenidas y la piel de gallina siguen estando presentes cuando suenan los primeros acordes de Babe I'm Gonna Leave You. Ciertamente, no es el mejor disco de su discografia (tampoco el peor, claro está), no hay ninguna canción que sea una obra maestra ni Jimmy Page se da a descubrir en su total grandeza, pero este disco tiene alguna cosa especial que ningun otro disco de Led Zeppelin, y hasta me atreveria a decir, que ningun otro grupo, ha tenido, tiene y seguramente tendrá. Led Zeppelin I es simplemente EL disco.
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