Tenia la intención de escribir(te) un texto para impresionar(te). Decir cosas inteligentes e interesantes, de esas que creo que (te) gustan.
Pero como he dicho, tenia la intención. Está claro que no lo he hecho ya que no existe un te como persona al cual quererle mostrar lo que escribo, y menos un te al cual dedicarle cualquier mierda que haga. No lo he hecho porque creo que nunca tengo cosas inteligentes e interesantes para decirle a te, si representa que es especial para mí. Igualmente, no tengo te, así que tampoco hace falta esforzarme en buscar aquello que decir, en el momento oportuno y en el sitio indicado. Prescindo de un te con el cual podriamos hablarnos, discutirnos, compartirnos, disfrutarnos, reconciliarnos, experimentarnos y en fin, miles de cosas más.
Realmente, aunque tenga un cartelito fuera de la tienda diciendo que no se prescinde de te, es posible e incluso probable que esté esperando a algún te que me haga cambiar de opinión, pero rápidamente esa idea se me borra de la cabeza al saber que así no voy por el buen camino. Es una especie de lucha entre lo racional y lo irracional de mí. Desconfiada contra segura, egoista contra preocupada, cobarde contra fuerte, narcisista contra normal. El saber que hago algo mal e incorrecto, no quererlo cambiar y encima querer que alguien lo cambie.
Es posible que sea el momento de dejar de odiar a un te inexistente (o no).
lunes, 30 de marzo de 2009
jueves, 26 de marzo de 2009
Indignaciones adolescentes, parte II: Depende
Depende. Todo depende. Depende del punto de vista, depende del sexo, depende de la edad, depende de la inteligencia, depende de la religión, depende de la educación.
Si todo depende, es que nada es objetivo y en consecuencia, todo es subjetivo, ya que si todo fuera objetivo nada dependeria de algo. Así, si todo depende es que hay una oración subordinada y por tanto, una oración principal. ¿Pero la oración principal representa lo objetivo?
Entonces todo vuelve a no tener sentido. Podria pensar que existe lo objetivo y a partir de ello se crea lo subjetivo, o quizás la oración principal es la subjetiva y de ella depende la objetiva. O quizás las dos son subjetivas. Igualmente, el hecho principal es el subjetivismo. ¿Hasta que punto se puede hablar de subjetivo u objetivo? Yo puedo hablar de algo objetivo, pero si el mundo cree que es subjetivo será subjetivo aunque en realidad sea objetivo. Todo depende de la mayoria. Siempre será la mayoria, el cliente (y la mayoria) manda, aunque esté equivocado. Consumidores de la vida equivocados podria ser el título que se diera al acabar la ESO. Y el bachillerato. Y la carrera. Y el máster. De vez en cuando, alguno sentiria que le falta equivocación, iria a la farmacia, compraria su dosis (porque seria legal) e iria al Real Instituto de la Equivocación a inyectarlsela. Dos horas y se sentiria como nuevo. Y otro título al currículum.
Pero todo esto es subjetivo, o no, todo depende de si alguien ha entendido lo que he escrito y si está de acuerdo o no. Depende.
Si todo depende, es que nada es objetivo y en consecuencia, todo es subjetivo, ya que si todo fuera objetivo nada dependeria de algo. Así, si todo depende es que hay una oración subordinada y por tanto, una oración principal. ¿Pero la oración principal representa lo objetivo?
Entonces todo vuelve a no tener sentido. Podria pensar que existe lo objetivo y a partir de ello se crea lo subjetivo, o quizás la oración principal es la subjetiva y de ella depende la objetiva. O quizás las dos son subjetivas. Igualmente, el hecho principal es el subjetivismo. ¿Hasta que punto se puede hablar de subjetivo u objetivo? Yo puedo hablar de algo objetivo, pero si el mundo cree que es subjetivo será subjetivo aunque en realidad sea objetivo. Todo depende de la mayoria. Siempre será la mayoria, el cliente (y la mayoria) manda, aunque esté equivocado. Consumidores de la vida equivocados podria ser el título que se diera al acabar la ESO. Y el bachillerato. Y la carrera. Y el máster. De vez en cuando, alguno sentiria que le falta equivocación, iria a la farmacia, compraria su dosis (porque seria legal) e iria al Real Instituto de la Equivocación a inyectarlsela. Dos horas y se sentiria como nuevo. Y otro título al currículum.
Pero todo esto es subjetivo, o no, todo depende de si alguien ha entendido lo que he escrito y si está de acuerdo o no. Depende.
lunes, 23 de marzo de 2009
Parque de atracciones
Fue curioso observar mi metamorfosis de persona a montaña rusa, y ahora es curioso observar mi comportamiento como montaña rusa que soy. Creí no ser capaz de hacer mi trabajo bien hecho, la verdad, pues ni me había planteado obtener un trabajo de este tipo, pero a veces las cosas vienen tan dadas que no las puedes rechazar.
Si soy sincera, no recuerdo el primer día de trabajo, ya que no fui al parque de atracciones, pedí por el director general y le dije "oiga usted, le dejo aquí mi currículum, si necesitan una montaña rusa me llaman", no. Fue algo más extraño, la montaña fue a Mahoma, ya que en ese momento era yo el ser vivo. Quizás es todavía más retorcido que la montaña y Mahoma, ya que entré en el trabajo sin saberlo, y a eso se le puede llamar estafa, o almenos delito, aunque en ningún momento me he planteado denunciar al parque de atracciones, por lo tanto se le podria llamar medio delito. Pero en el fondo como llegué a mi actual puesto de trabajo da igual, la cosa es que ejerzo una professión la cual es odiada por mucha gente, incluida yo, y el problema es que no lo puedo dejar. Ser una montaña rusa en el parque de atracciones de la vida no es algo muy agradable. Es cansado, estresante, horrible, hasta inmoral. Es estar arriba y abajo cada día. Es creer que eres genial y al momento estar en la gran bajada y ver que no eres nada. Es querer hacerlo bien pero no poder, porque en ese momento estás haciendo un looping. Es querer ir por donde quieres pero no poder, porque hay unos railes a seguir. Es ver que no está bien lo que haces pero seguir haciendolo. Es no encontrar eso que buscas porque con tantas vueltas te encuentras demasiado mareado.
Sólo pido que cierren el parque por inventario y reparación, y si no puedo escapar, almenos aplanar un poco los railes y hacer la montaña menos peligrosa, apta para todos los públicos.
Si soy sincera, no recuerdo el primer día de trabajo, ya que no fui al parque de atracciones, pedí por el director general y le dije "oiga usted, le dejo aquí mi currículum, si necesitan una montaña rusa me llaman", no. Fue algo más extraño, la montaña fue a Mahoma, ya que en ese momento era yo el ser vivo. Quizás es todavía más retorcido que la montaña y Mahoma, ya que entré en el trabajo sin saberlo, y a eso se le puede llamar estafa, o almenos delito, aunque en ningún momento me he planteado denunciar al parque de atracciones, por lo tanto se le podria llamar medio delito. Pero en el fondo como llegué a mi actual puesto de trabajo da igual, la cosa es que ejerzo una professión la cual es odiada por mucha gente, incluida yo, y el problema es que no lo puedo dejar. Ser una montaña rusa en el parque de atracciones de la vida no es algo muy agradable. Es cansado, estresante, horrible, hasta inmoral. Es estar arriba y abajo cada día. Es creer que eres genial y al momento estar en la gran bajada y ver que no eres nada. Es querer hacerlo bien pero no poder, porque en ese momento estás haciendo un looping. Es querer ir por donde quieres pero no poder, porque hay unos railes a seguir. Es ver que no está bien lo que haces pero seguir haciendolo. Es no encontrar eso que buscas porque con tantas vueltas te encuentras demasiado mareado.
Sólo pido que cierren el parque por inventario y reparación, y si no puedo escapar, almenos aplanar un poco los railes y hacer la montaña menos peligrosa, apta para todos los públicos.
domingo, 22 de marzo de 2009
Smile Like You Mean It
Creí estar loca al aceptar hacer unas siete horas de cola para ver a un grupo, no soy de venazos grupies ni mucho menos, pero una nueva experiencia no puede hacer daño a nadie, y así fue. Rodeados de gente y cartones pasamos la mayor parte del día entre vallas. Sobre las cinco y media nos hicieron ponernos de pie, y el tiempo se hizo todavía más eterno, pero a partir de las siete, la cosa cambió. Abrieron las puertas, nos registraron (la organización, todo se tiene que decir, genial, hacia tiempo que no iba a un concierto tan bien organizado) y entramos. Con cinco minutos de retraso empezaron Louis XIV, un grupo que si no me equivoco a bastantes no les sonaba y otros sólo sabiamos de su existencia y de una o dos canciones suyas, pero la clavaron. Nos animaron a todos y tocaron muy, muy bien, reconocer que hasta se me hizo corta su actuación. Dejando de banda ya a los magníficos teloneros, y después de unos tres cuartos de hora de espera y unos quince de retraso, salieron ellos. Y como salieron. Siendo sincera, me esperaba ver a un grupo soso, con un directo no muy bueno, pero me dieron una buena lección. Empezaron ya con el popular Human con el cual nos autodemostramos que en ese momento eramos más dancer que human. Siguieron con This Is Your Life, Somebody Told Me y fueron intercalando canciones de todos sus CD's. Canciones como Smile Like You Mean It, Sam's Town con un Brandon en el piano, o Read My Mind hicieron que todo el pavellón se emocionara como nunca, todo gracias a unos músicos buenos y un cantante que pese algun gallo que otro cantó especialmente bien, y con sus sonrisas, sus bailes y sus movimientos animó al máximo todo el público y transmitió todo lo que creo que queria transmitir. El concierto acabó con un When You Were Young apoteósico, impresionante, la culminación de un concierto casi perfecto.
Muchas gracias señor Flowers and co.
Muchas gracias señor Flowers and co.
miércoles, 18 de marzo de 2009
Adiós
Creo que estoy perdiendo a mi cámara. Creo que estoy perdiendo a mis cd's y a mis dvd's. A mis gritos, a Nacen de las Cenizas y a Avenues & Silhouettes. Creo que estoy perdiendo a mi pelo corto, a mis uñas naranjas de los pies, a mis horas tumbada en el césped, a mi vicio por los tic tacs de cereza y al tetris, a mi guitarra desafinada, a la poca no-tímidez que me quedaba, a mis 9 horas de sueño, a mi puntualidad, a mi habitación con luz, a mis ratos en la terraza, a mis siestas en literatura catalana, a mi euforia al esuchar "Me Amo", a mi afición por intentar entender el photoshop, a mis viernes especiales, a mi interés por la historia, a mi odio al sol.
Sí, creo que me estoy perdiendo.
Sí, creo que me estoy perdiendo.
Untitled
Maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
Today the sun don't want to shine,
the clouds are in the sky,
they want to make you feel that you're not alive,
and I'm here alone waiting for your call.
I think that... maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
When it starts to rain, the people go away.
I continue here alone, perhaps,
I want to feel that I'm waterproof,
but I am not (I am not, I am not).
I can't stop, I can't stop, I can't stop...
I think that... maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
Oh, this situation makes me crazy,
I can't stand this 'cause
I want you now, and one more time
I think that... maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
Maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
I hope we will found us...
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
Today the sun don't want to shine,
the clouds are in the sky,
they want to make you feel that you're not alive,
and I'm here alone waiting for your call.
I think that... maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
When it starts to rain, the people go away.
I continue here alone, perhaps,
I want to feel that I'm waterproof,
but I am not (I am not, I am not).
I can't stop, I can't stop, I can't stop...
I think that... maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
Oh, this situation makes me crazy,
I can't stand this 'cause
I want you now, and one more time
I think that... maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
Maybe you will com here,
I say maybe our hearts will win.
Maybe we will found ourselves,
maybe we will live forever (yeah!)
I hope we will found us...
Somos humo
Lo primero que se me pasa por la cabeza es algo del estilo "¿que mierda es esta?" (mis segundas nunca me abandonan), seguido de tos, mucha tos. Miro a mi alrededor: una calle enmedio de un poligono, un sendero con un pequeño canal de agua y mis dos amigas. Mis dos amigas. Mis dos amigas que me escuchan, me ayudan, me hacen reír, me enseñan cosas, me animan a experimentar con ellas. En resumen, grandes amigas.
Un momento. Me mareo. Me mareo, pero... un momento. Ya no me mareo. Esto es... es el cielo. Quiero decir, es genial. Está claro que no puedo subir al cielo, pero me encuentro como nunca. No me duele nada, creo que mis problemas se han esfumado, o almenos no los recuerdo. Veo el cielo más bonito y a ellas más felices que nunca. Igual que yo.
No quiero cambiar esta sensación por nada del mundo, creo. He descubierto la mejor sensación del mundo, y lo mejor es que me queda mucho tiempo para disfrutarla. Solo tengo trece años.
Un momento. Me mareo. Me mareo, pero... un momento. Ya no me mareo. Esto es... es el cielo. Quiero decir, es genial. Está claro que no puedo subir al cielo, pero me encuentro como nunca. No me duele nada, creo que mis problemas se han esfumado, o almenos no los recuerdo. Veo el cielo más bonito y a ellas más felices que nunca. Igual que yo.
No quiero cambiar esta sensación por nada del mundo, creo. He descubierto la mejor sensación del mundo, y lo mejor es que me queda mucho tiempo para disfrutarla. Solo tengo trece años.
lunes, 16 de marzo de 2009
Calla
Calla,
solo te pido que no hables,
no pronuncies ni una sola palabra vacía más.
Calla,
necesito oír el silencio,
escuchar su dulce melodia que me protege,
me aguarda de todo, todo (de tí sobretodo)
y creo que me hace feliz.
Calla,
no aguanto más, si pronuncias una sola frase,
una sola sílaba, una sola vocal...
creo que voy a explotar.
solo te pido que no hables,
no pronuncies ni una sola palabra vacía más.
Calla,
necesito oír el silencio,
escuchar su dulce melodia que me protege,
me aguarda de todo, todo (de tí sobretodo)
y creo que me hace feliz.
Calla,
no aguanto más, si pronuncias una sola frase,
una sola sílaba, una sola vocal...
creo que voy a explotar.
domingo, 15 de marzo de 2009
Contracorrientes
En este lugar cada vez hay más gente y cada vez me siento más sola. No es nada personal, simplemente es una casualidad.
Llega el buen tiempo y eso se nota. Barcelona se llena de turistas (y autóctonos), y estos, a su mismo tiempo, llenan sus calles. La Rambla vuelve a estar intransitable, el metro lleno de italianos y japoneses, los quioscos vuelven a vender mapas... Y yo sigo andando, pero ahora es realmente cuando me doy cuenta que voy a contracorriente.
Una massa de gente va en sentido contrario, pero esta vez no vale un "quizás son ellos los que van al revés, no yo". Esta vez voy yo al revés, esta vez soy yo la que está perdida, y no hay mapas ni ciudades desconocidas que valgan.
Siempre he creído saber donde estaba, pero eso no quiere decir que no esté perdida, aunque ha llegado un punto en el cual no sé si el problema es que estoy perdida o descarrilada. Creí haber tirado la toalla por voluntad propia. Por voluntad propia. Me vuelvo a equivocar. Creí poder volver a intentarlo, porque yo queria, porque yo soy la dueña de mi misma. Me vuelvo a equivocar. Y suma y sigue. Me engaño y me vuelvo a engañar, consciente o insconcientemente, y cada vez que descubro el engaño y en consecuencia una nueva verdad, me derrumbo más. No he tirado la toalla por voluntad propia, no puedo volver a intentarlo, no soy dueña de mi misma. Ya no soy nadie, me he consumido en mi propia miseria y ya no puedo escapar de ella. Sólo me queda esperar. Esperar a desaparecer del todo, esperar a que algo cambie y me haga reaccionar. Esperar.
Sólo me queda continuar andando a contracorriente, al margen de todo y de todos.
Llega el buen tiempo y eso se nota. Barcelona se llena de turistas (y autóctonos), y estos, a su mismo tiempo, llenan sus calles. La Rambla vuelve a estar intransitable, el metro lleno de italianos y japoneses, los quioscos vuelven a vender mapas... Y yo sigo andando, pero ahora es realmente cuando me doy cuenta que voy a contracorriente.
Una massa de gente va en sentido contrario, pero esta vez no vale un "quizás son ellos los que van al revés, no yo". Esta vez voy yo al revés, esta vez soy yo la que está perdida, y no hay mapas ni ciudades desconocidas que valgan.
Siempre he creído saber donde estaba, pero eso no quiere decir que no esté perdida, aunque ha llegado un punto en el cual no sé si el problema es que estoy perdida o descarrilada. Creí haber tirado la toalla por voluntad propia. Por voluntad propia. Me vuelvo a equivocar. Creí poder volver a intentarlo, porque yo queria, porque yo soy la dueña de mi misma. Me vuelvo a equivocar. Y suma y sigue. Me engaño y me vuelvo a engañar, consciente o insconcientemente, y cada vez que descubro el engaño y en consecuencia una nueva verdad, me derrumbo más. No he tirado la toalla por voluntad propia, no puedo volver a intentarlo, no soy dueña de mi misma. Ya no soy nadie, me he consumido en mi propia miseria y ya no puedo escapar de ella. Sólo me queda esperar. Esperar a desaparecer del todo, esperar a que algo cambie y me haga reaccionar. Esperar.
Sólo me queda continuar andando a contracorriente, al margen de todo y de todos.
viernes, 13 de marzo de 2009
Indignaciones adolescentes, parte I: Sobrevalorado
Sobrevaloramos el físico de los famosos. Sobrevaloramos el maquillaje. Sobrevaloramos los médicos, sobrevaloramos el efecto de los medicamentos, sobrevaloramos las enfermedades mentales, sobrevaloramos al hombre del tiempo, sobrevaloramos sus predicciones, sobrevaloramos el verano. Sobrevaloramos las vacaciones, sobrevaloramos los fines de semana, sobrevaloramos los chistes malos. Sobrevaloramos internet. Sobrevaloramos la ropa, sobrevaloramos las joias, sobrevaloramos ir de compras, sobrevaloramos el dinero. Sobrevaloramos el dormir, sobrevaloramos el descansar, sobrevaloramos las palabras vacías, sobrevaloramos las conversaciones estúpidas, sobrevaloramos las relaciones sentimentales, sobrevaloramos los besos, sobrevaloramos los abrazos, sobrevaloramos el sexo. Sobrevaloramos el alcohol, sobrevaloramos el tabaco, sobrevaloramos las drogas. Sobrevaloramos la mala música, sobrevaloramos nuestras aficiones, sobrevaloramos las series americanas, sobrevaloramos las revistas. Nos sobrevaloramos.
Quizás sobrevaloramos lo objetivamente insobrevalorable, o bien infravaloramos aquello que realmente se podría sobrevalorar. Quizás, simplemente, tenemos la necesidad de sobrevalorar las cosas para tapar inconscientemente todo aquello que molesta, y para hacerlo nos aferramos a substancias vacías o aparentemente satisfactiorias.
A lo que nunca podré encontrar una posible respuesta o intento de introducción de una de ellas es a la infravaloración de Shubert.
Quizás sobrevaloramos lo objetivamente insobrevalorable, o bien infravaloramos aquello que realmente se podría sobrevalorar. Quizás, simplemente, tenemos la necesidad de sobrevalorar las cosas para tapar inconscientemente todo aquello que molesta, y para hacerlo nos aferramos a substancias vacías o aparentemente satisfactiorias.
A lo que nunca podré encontrar una posible respuesta o intento de introducción de una de ellas es a la infravaloración de Shubert.
jueves, 5 de marzo de 2009
Sugestión
El hombre del tiempo se ha convertido en Dios, y como Dios que representa que es hace lo que quiere, cuando quiere. Y ayer por la noche decidió que hoy haria frío. Dicho y echo. Esta mañana me he levantado, me he duchado y me he dispuesto a vestirme cuando mi madre me ha ordenado cambiarme de ropa, "el hombre del tiempo dice que hoy hace mucho frío. Sube la calefacción, estoy tiritando. Y cambiate de ropa". Pero no hacia frío.
Abrigada con dos chaquetas, bufanda y abrigo he salido a la calle y sorpresa ha sido la mía cuando he empezado a tener un calor horroroso. Me he encontrada al hombre de gafas de siempre, pero curiosamente llevaba una bufanda , cuando nunca la ha llevado. Me he encontrado a la señora de siempre, pero curiosamente llevaba guantes y gorro. Cuando he llegado a la parada del autobús me he encontrado a la mujer que coje el bus conmigo cada mañana sentada y acurrucada, muerta de frío, "¡que frío que hace hoy!".
Al llegar al colegio, me he quitado las chaquetas y me he quedado en manga corta, como siempre, a lo que todo el mundo ha respondido con un, "¿que haces?, ¡¡con el frío que hace!!". Pero yo continuaba teniendo calor. He salido fuera ya que no encotraba a una compañera, y oiga, se estaba bien en manga corta, pero parece que el resto del mundo continuaba teniendo frío.
Hasta ese momento, la historia ya era algo extraña, pero horas después ha llegado el momento cumbre en el cual he creído que estaba loca. Y es que al salir de clase todo el mundo ha sacado el paraguas. Una amiga me ha gritado qué como que no sacaba mi paraguas, con lo que llovia, lo había dicho el hombre del tiempo. Pero yo veía un cielo claro, sin nubes, y mucho menos lluvia.
En ese momento me he dado del poder de la sugestión. O que Dios le ha pasado los poderes al hombre del tiempo.
Abrigada con dos chaquetas, bufanda y abrigo he salido a la calle y sorpresa ha sido la mía cuando he empezado a tener un calor horroroso. Me he encontrada al hombre de gafas de siempre, pero curiosamente llevaba una bufanda , cuando nunca la ha llevado. Me he encontrado a la señora de siempre, pero curiosamente llevaba guantes y gorro. Cuando he llegado a la parada del autobús me he encontrado a la mujer que coje el bus conmigo cada mañana sentada y acurrucada, muerta de frío, "¡que frío que hace hoy!".
Al llegar al colegio, me he quitado las chaquetas y me he quedado en manga corta, como siempre, a lo que todo el mundo ha respondido con un, "¿que haces?, ¡¡con el frío que hace!!". Pero yo continuaba teniendo calor. He salido fuera ya que no encotraba a una compañera, y oiga, se estaba bien en manga corta, pero parece que el resto del mundo continuaba teniendo frío.
Hasta ese momento, la historia ya era algo extraña, pero horas después ha llegado el momento cumbre en el cual he creído que estaba loca. Y es que al salir de clase todo el mundo ha sacado el paraguas. Una amiga me ha gritado qué como que no sacaba mi paraguas, con lo que llovia, lo había dicho el hombre del tiempo. Pero yo veía un cielo claro, sin nubes, y mucho menos lluvia.
En ese momento me he dado del poder de la sugestión. O que Dios le ha pasado los poderes al hombre del tiempo.
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