Lo primero que se me pasa por la cabeza es algo del estilo "¿que mierda es esta?" (mis segundas nunca me abandonan), seguido de tos, mucha tos. Miro a mi alrededor: una calle enmedio de un poligono, un sendero con un pequeño canal de agua y mis dos amigas. Mis dos amigas. Mis dos amigas que me escuchan, me ayudan, me hacen reír, me enseñan cosas, me animan a experimentar con ellas. En resumen, grandes amigas.
Un momento. Me mareo. Me mareo, pero... un momento. Ya no me mareo. Esto es... es el cielo. Quiero decir, es genial. Está claro que no puedo subir al cielo, pero me encuentro como nunca. No me duele nada, creo que mis problemas se han esfumado, o almenos no los recuerdo. Veo el cielo más bonito y a ellas más felices que nunca. Igual que yo.
No quiero cambiar esta sensación por nada del mundo, creo. He descubierto la mejor sensación del mundo, y lo mejor es que me queda mucho tiempo para disfrutarla. Solo tengo trece años.
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1 comentario:
yeaaaah! somos humo! no sé cómo llegué acá,
me encanta lo que escribiste, lindo
todavía no puedo explicar bien por qué, pero somos humo
humo, algo que parece nada
es un residuo
te mando un saludo y suerte, seguí escribiendo
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