sábado, 3 de mayo de 2008

Gabiotas

Todo había acabado, estaba solo, en medio del mar, como él queria. Su muerte fue lo peor que nunca me había pasado, pero tenia el consuelo que él estaba feliz de haber acabado allí.
Miro hacia atrás y no puedo creerme nada de lo que ha pasado, es como un cuento.
Hace algunos meses cojí la costumbre de pasear cada noche por el puerto. Esa hora y media de paseo me proporcionaba un equilibrio que nunca habia conseguido tener en toda mi vida. Esa hora y media de paseo me proporcionaba una puesa de sol distina cada dia, una sensación nueva cada instante.
El segundo dia me di cuenta de que un chico de unos trece años me sehuia durante media hora y se paraba en un banco. Cuando volvía a pasar seguía allí, quiero, solo, observando la inmensidad del mar. Al séptimo dia me senté a su lado y sentí algo muy extraño en mi interior. Sin entender porqué saqué de mi bolso la cámara que llevo siempre y le enseñé todas mis fotografias. Él solo sonreía. Todavía no se cuanto tiempo estubimos mirandonos y sonriendonos. Tampoco se cuanto tiempo estubimos observando el mar. Cuando miré la hora ya eran las nueve y decidí volver a casa. Me giré hacia él para despedirme pero ya no estaba. En su lugar había una fotografia tomada en ese mismo lugar con una gabiota volando. Detrás ponía: "¿En que crees que piensan las gabiotas? Miralas, son libres."
Al ver esa frase no sabía si reir o realmente pensar en lo que me queria decir.
A partir de ese dia iba siempre a ese mismo sitia e reunirme con él. Me explicó que le gustabam los cielos y el mar. Me explicó que las gabiotas son seres libres y que las envidiaba mucho, tenian todo lo que él deseaba: Libertad, Mar y Cielo. Cuando me lo explicó por primera vez me tuve que contener la risa, pero más tarde entendí lo que quería decir con todo eso.
Poco a poco nos fuimos conociendo más y me di cuentas que esa personita del puerto era la mejor persona que nunca había conocido, la única que me entendia y compartia mis ideas.
Hace dos semanas se presentó un poco más tarde y algo pálido. Le pregunté que que le pasaba y me explicó que estaba algo enfermo, pero que no me preocupara.
El dia siguiente no apareció. ¿Se habia can sado de venir? ¿No queria hablar más conmigo? ¿Estaba enfermo? Mi mente se nublaba de pensamientos cual más malo que otro.
Pasaron los dias y seguía esperando, no falté ni un solo dia. Al sexto, apareció un chico de unos dieciséis años. Se presentó como su hermano y me explicó que nuestro pequeño estaba en coma. Hacia cinco meses que estaba enfermo y nunca me habia dicho nada. Como no le podía ir a ver me dijo que mañana a esa misma hora vendría por si le queria dar algo. Y efectivamente, a las siete y media apareció.
Le di una foto que le hice hacia un mes cuando yo llegaba tarde. Se le veia sentado mirando la puesta de sol con una gabiota al lado. EL hermano la vió y la giró extrañado, allí habia algo escrito: "Las gabiotas son felices".


(Cuento ganador del concurso de St. Jordi'08, hecho por mi.)

2 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

Buen cuento, aunque seas conocida del jurado ja.
Saludos

Adriana Bañares dijo...

Hubiera jurado que "Gaviota" se escribe con "v".
De todos modos me ha gustado mucho, y te doy mí ma´s sincera enhorabuena por el premio.
Pero un pelín ma´s grande la letra no vendría nada mal para leerte mejor.

Besitos