miércoles, 14 de enero de 2009

Creatividad 1, Mundo 0

Rompo prototipos y no me siento especial, sino ya no romperia prototipos porque entraría a formar parte de la gente que cree que rompe prototipos y por ese hecho es especial. Sería un poco de persona hipócrita y con el ego demasiado subido quedarme con sólo esta parte, porque está claro que también soy normal y no es que vaya por la calle con el cuchillo rompedor de prototipos "señor esperese que rompo ese prototipo", no, simplemente rompo prototipos sin querer, y hoy me he dado cuenta.
No bebo alcohol, odio salir de fiesta, no gasto dinero compulsivamente y mucho menos en ropa, me gusta levantarme pronto, hablo más con sarcásmo que normal, me pinto las uñas de colores chillones, odio la coca-cola, no uso una talla 36, llevo camisetas de chico, no tengo pareja, no me gusta nadie, no quiero que me guste nadie, sueño despierta y dormida siempre, cuento los días que faltan para las clases de filosofia y en fin, una infinidad de cosas. Si a eso le sumamos que desde hace unos días el mundo real ha quedado en un plano todavía más apartado de mi percepción de la vida, que no atiendo a mis deberes estudiantiles pero si a mis deberes de buena persona (ser amable, ayudar...) y que mi creatividad desborda literalmente mis libretas, vuelvo a romper prototipos, pero esta vez los míos.
Está claro que todo eso no quita otras costumbres prototizadas como tener miles de cuentas en internet, odiar alguna que otra asignatura, hacerme fotos, fijarme en todos los chicos minimamente guapos que vea y miles de prototipos que tengo adosados a mí.
Igualmente, el hecho es que hoy me he dado cuenta que rompo con mis prototipos, y, sinceramente... me da igual.

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